Somos árboles sin hojas
Troncos muertos, incendiándonos por dentro con risa funeraria.
el avance es dolor a nuestras raíces
el viento nuevo hace estragos en nuestras vísceras
la lluvia sana nuestras heridas
lavando el rostro de nuestra visible decadencia
pero al final renace aquello sepultado
raíces y sombras, destierros de otoño
verdades arraigadas profundas
profanas
se deshojan lamentando sus lágrimas.
sábado, 20 de junio de 2009
martes, 26 de mayo de 2009
Tercer Cadáver
Todos se esconden de los lugares del sol
con los ojos hacia el cielo, vueltos así, mismos.
estrella que sin puntas ciega
a los que la miran con la frente
ilumen de lo público, rompe secreto
entierra viejos fulgores
apaga la sed del mediodía
¡qué pena haber nacido hombre y no estrella!
Para encender esta oscuridad errante
¡Qué pena haber nacido hombre y no estrella!
con los ojos hacia el cielo, vueltos así, mismos.
estrella que sin puntas ciega
a los que la miran con la frente
ilumen de lo público, rompe secreto
entierra viejos fulgores
apaga la sed del mediodía
¡qué pena haber nacido hombre y no estrella!
Para encender esta oscuridad errante
¡Qué pena haber nacido hombre y no estrella!
sábado, 23 de mayo de 2009
Segundo Cadáver
En cada conciencia se agita
el temor de oirse a sí misma
rebotan dentro palabras
que balbucean poco de lo que aparenta
incómodos sonidos que
retrasan amaneceres
y plegarias olvidadas cuyo eco
se enconde en su continuidad.
Saber Mirar con los ojos cerrados
capturar los residuos del olvido.
Llegar al momento
en el que se encuentra consigo.
el temor de oirse a sí misma
rebotan dentro palabras
que balbucean poco de lo que aparenta
incómodos sonidos que
retrasan amaneceres
y plegarias olvidadas cuyo eco
se enconde en su continuidad.
Saber Mirar con los ojos cerrados
capturar los residuos del olvido.
Llegar al momento
en el que se encuentra consigo.
Primer Cadáver
Los pasillos arden
en un vaivén de notas claras.
Pasillos
Silencios que atestiguan
enriedos en las bocas
de gentes que no miran
circulan dichos
en un bemol de susurros
acariciados por
Los saberes ególatras,
y las distorsiones sabidas,
ensimismadas a los vaivenes plantados
en las grises mejillas.
en un vaivén de notas claras.
Pasillos
Silencios que atestiguan
enriedos en las bocas
de gentes que no miran
circulan dichos
en un bemol de susurros
acariciados por
Los saberes ególatras,
y las distorsiones sabidas,
ensimismadas a los vaivenes plantados
en las grises mejillas.
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